La arquitectura es construcción con arte (y no el arte de la construcción)

Hay profesores que dicen que la función de la arquitectura consiste en resolver bien un edificio. Nosotros pensamos que esto sería el arte de la construcción, pero no arquitectura.

En artículos pasados ​​ya llamamos al humanismo como el pilar que motiva a la arquitectura y al arquitecto como aquél que debe ser capaz de leer la sociedad y convertir las necesidades sociales en espacio. Por otra parte tenemos los materiales y sistemas constructivos que forman el pilar de la técnica. El punto fundamental es donde los dos pilares se encuentran: el arte, lo que es capaz de hacernos emocionar.

Desde el pilar del humanismo debemos plantearnos hacia dónde está evolucionando la sociedad, cuáles son los modelos de vida actuales y los emergentes. Desde el pilar de la técnica debemos conocer los materiales más eficientes, los más biocompatibles, los sistemas que son aplicables al sitio y qué tecnología es la más apropiada.

Por último, hacerles notar que el combustible del arte de la arquitectura es la capacidad de relacionar al hombre con la técnica. Sin arte no existe arquitectura, sólo hay construcción.

El arte nos permite re-localizar las ideas universales, implantándolas con éxito en los espacios. Un ejemplo en negativo de lo que hablamos son los generadores eólicos de hoy, que no son más que pura tecnología. No los reconocemos como los nuestros. Falta el arte, lo que aportará valor añadido a todo lo que hagamos. El ejemplo positivo sería el i-phone, pura imagen de la eficiencia en comunicación, capaz de revolucionar nuestros hábitos y convertirse en objeto a imitar.

La labor del arquitecto es encontrar la imagen de la eficiencia, identificarla y convertirla en espacio. El comprador o promotor de edificios debe aprender a reconocer y exigir arquitectura, y no conformarse con comprar o promover sólo construcción.