SON CAVIL·LA

En la zona del levante mallorquín, en un rellano entre el mar y la montaña, se ha construido esta nueva casa de carácter tradicional. Este fue un nuevo reto para el despacho de Llorenç Brunet ya que los preceptos de los propietarios pasaban por respetar el tono tradicional de las “casas de possessió” considerando que debían dar un alto valor añadido a la finca en sí. Y está claro que con los criterios actuales la finca es sencillamente espectacular ya que es una zona despejada que domina 180 grados de mar por su lado sur, y otros 180 grados de la sierra del levante mallorquín en su zona Norte; y por supuesto, está bien comunicada. Para el arquitecto los 4 pilares del proyecto fueron los siguientes: Identificación del volumen tipológico de una casa de cierta envergadura, con un cuerpo claramente principal de dos plantas con cubierta a dos aguas, y anexos laterales de una sola planta, nunca en la fachada sur. Es una postura “de possessió” que pretende exhibir el dominio del entorno, de la finca, del paisaje.

Después, mezclando el concepto de casa tipo pasante, abierta en fachadas opuestas comunicadas (valor que tradicionalmente es muy identificable con la franja central “más pública” y que es herencia histórica del paso central al atrio posterior de las casas romanas que “atravesaba” dos crujías) con el concepto de portal, de acceso al recinto, de límite… se dibuja una propuesta que “vacía” el volumen en dos pasos paralelos, en sentido transversal y en toda su altura (las dos plantas). La presencia de estos dos grandes huecos con sus respectivas grandes puertas es imponente y práctico, ya que permite al edificio ser totalmente opaco o transparente. De hecho, sin entrar en la finca se puede ver el mar a través del edificio, sin molestia a los ocupantes.

Además, como en la arquitectura tradicional, estos espacios centrales son versátiles (usos múltiples) y abren perspectiva a las dependencias laterales. De hecho aquí radica la calidad espacial de la casa: Esta doble transparencia del volumen genera una diversidad de espacios en el interior del volumen y las perspectivas de las salas se multiplican, así un volumen compacto y tradicional tiene la capacidad de sorprender y generar varias sensaciones a los ocupantes, tanto en un sentido estático (perspectivas des de una sala) como en un sentido dinámico (el disfrute del paseo dentro, a través, y alrededor del edificio. Y, por supuesto madera: El uso de carpinterías tipo “portón” con tablas de madera de Acoya tintada (es una especie de pino australiano con un tratamiento acetilado que mejora exponencialmente las garantías de durabilidad de la madera a la intemperie) son un referente de la casa, traduciéndose en elementos esenciales de la propuesta tanto por su elegancia como por lo que aportan a la versatilidad de los espacios (representación, variedad de tonos de luz, control, ventilación cruzada, transparencia…).

En resumen, portones, piedra, y volumen compacto hueco, que logran desde la intimidad unas espléndidas vistas sobre el mar y la montaña.