La movilización 15-M y su asentamiento en las plazas nos ha puesto en primera línea de debate lo que es una plaza y cómo se hace uso.
Plaza, emplazar, elegir un sitio. Es la primera acción urbanística reconocida, incluso las tribus nómadas cuando se detienen temporalmente se organizan en torno a un espacio central, concéntrico.
Con la maduración de la agricultura surgió el sedentarismo, el asentamiento humano (coger un lugar, una plaza), la ciudad. En muchas culturas, y en particular la mediterránea, es muy fácil identificar la plaza como el “gemelo” de la ciudad, el motor del desarrollo tanto físico como económico y social. Físicamente se lee la concentración más o menos radial de los principales caminos.
En todas las épocas los diferentes poderes han querido “presidir” este espacio: El religioso con la iglesia; el político con el Ayuntamiento…; el económico con los palacios y casales; y el poder social, la gente, se ha manifestado continuamente.
La plaza es la sala urbana, el espacio más convocante de la ciudad, es el lugar de relación de los ciudadanos y, por tanto, escenario de la vida social. La plaza es tan diversa como lo somos las personas: Ágora griega o Foro romano que valora la dimensión pública de la vida urbana, como lugar de parlamento y discusión política y filosófica; lugar donde se manifiesta el pulso de poder político, judicial y religioso; puesto de mercadeo desde el comienzo del excedente agrícola; lugar de manifiestos folclóricos; puesto de recreo… Con el coche y los transportes públicos, las plazas también se han convertido en rotondas y cruces de redes que han desplazado a las personas haciendo “trasvases” sin contacto social.
El alienamiento de las personas hacia el espacio público es preocupante, apenas tenemos contacto, las plazas están perdiendo su función social.
Hoy es algo extraordinario notar la recuperación clásica del ágora desde la sociedad de la comunicación digital o telemática: El reconocimiento de los foros de opinión digitales hacia la potencia del espacio plaza, la elección del lugar físico de debate y discusión manifestando el pulso político social.
También se nota la dificultad para trasladar a “política” el debate social, pero seguro que la gran ganancia del movimiento 15-M es esa recuperación, ese valor añadido de la plaza.
POSTDATA: También es cojonudo pensar que se haya producido inconscientemente.